Somos una colectiva de lucha antimonosexista. Somos kuirfeministas, interseccionales, antipatriarcales, antifascistas y anticapitalistas.
Las personas que componemos la colectiva tenemos cuerpos, subjetividades, privilegios, intereses, deseos y gustos diferentes y parecidos.
Rechazamos heterodesignaciones que, desde una posición de poder, imponen y definen identidades.
Entendemos la reapropiación de esas heterodesignaciones a través de prácticas deconstructivas como una herramienta de subversión y lucha contra la opresión recibida.
Entendemos y sentimos que el paradigma hegemónico que define orientaciones sexuales es inherentemente monosexista. Rechazamos la jerarquía que privilegia la estaticidad y los fines frente al devenir y los procesos. Por ello, nos reivindicamos como colectiva desorientada.
Reconocemos el sistema monosexista como una estructura de opresión que privilegia a las personas monosexuales y que oprime, a través de mecanismos estructurales (no solo a través de discriminación directa o indirecta, generalmente conocida como bifobia o panfobia), a las personas no monosexuales y plurisexuales en general (tanto a polisexuales, skoliosexuales, omnisexuales, pansexuales, bisexuales, a las que no se quieren definir pero no son monosexuales, fluides, bicurioses, pan/omni//bi/skolio/poliromántiques, flexibles, y todes aquelles que sientan estar dentro de la no monosexualidad).
Reconocemos otras estructuras de poder (como el heterosexismo, machismo y sexismo, cisexismo, alosexismo, monogamia, capacitismo, clasismo, o el racismo) también como sistemas de opresión y creemos en la importancia de ser sensibles tanto a la transversalidad como a la interseccionalidad de nuestras opresiones y privilegios.
No nos gusta jerarquizar la importancia y la violencia que generan las diferentes estructuras de poder. Cada una de ellas se expresa y se siente de una forma distinta y contextualizable, no pueden ser comparadas ni cualitativamente ni cuantitativamente.
Creemos que para luchar contra las estructuras de poder y la violencia que conllevan no se tiene que pasar por la normalización, la normativización, ni la asimilación, ni tampoco generando otras opresiones a otros colectivos o comunidades.
Creemos que es el sistema la misma fuente de opresión y que la forma de terminar con ella es la deconstrucción de este sistema a través de alternativas horizontales, múltiples y diversas y no opresivas ni violentas.
Creemos, por tanto, en la necesidad de espacios críticos con las estructuras de poder y las técnicas de dominación que sean empoderadores para las personas afectadas por las mismas. Reivindicamos la reapropiación de espacios y significados como herramienta para este empoderamiento.
Rechazamos el sistema de lógica binario, falogocéntrico, etnocéntrico y vertical y, en su lugar, abogamos por una forma de aproximarnos al mundo a través de una perspectiva plural, donde las diferencias sean compatibles y donde la diversidad pueda coexistir y no ser simplemente tolerada sino que también reconocida, respetada, querida y celebrada.
No creemos que sea obligación de las personas que sufren opresión formar a la sociedad, ni mucho menos a las personas que no sufren tal opresión, como tampoco tener que justificarse ante un tipo de violencia recibida.
Insistimos en que las estructuras de poder son sentidas de distintas formas y por ello las experiencias de cada cual ni se pueden extrapolar ni comparar ni pueden invalidar las experiencias ajenas. Sostenemos que la opresión no puede ser definida a partir de criterios objetivos, racionales y externos a quien sufre tal opresión.
No consideramos que el hecho de no identificarse como monosexual implique necesariamente tener un discurso crítico con el monosexismo. De hecho, creemos que un activismo plurisexual normativo perpetuaría estructuras monosexistas y llegaría a reforzar el privilegio monosexual.
Defendemos la importancia del consentimiento en cualquier contacto físico, verbal o emocional/afectivo, y la importancia de los cuidados en nuestros espacios. Entendemos, además, que los cuidados han de ser sensibles a las opresiones y privilegios de cada persona.
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